2. Velas. Ideales para otoño-invierno, además de dar un toque de romanticismo a cualquier ambiente, significan un ahorro de energía. La mejor estrategia: ensayar con tamaños y texturas, y con las figuras que describen en conjunto.
3. Telas. Un cambio de cortinas, una nueva funda para las almohadas, invertir en un tapizado que cree otro diálogo con las paredes… Cambiar las telas puede significar un cambio profundo en la manera de concebir tus ambientes.
4. Muebles reciclados. Si buscas un nuevo protagonista para alguna habitación, tal vez lo tengas en tu desván o lo encuentres en algún mercadillo. Un poco de esfuerzo y materiales económicos y asequibles (barniz, lijas, cepillos de carpintero) pueden renovar el alma de un mueble viejo. La madera tiene mucho que ofrecer, en especial cuando está envejecida y llama a las evocaciones rústicas.
5. Cuadros. No es necesario recurrir a pinturas originales o reproducciones. Las láminas y carteles antiguos, los retratos en blanco y negro, los bocetos a lápiz… Cualquier motivo, bien utilizado, dará nuevo brillo a tus paredes.