No tendría sentido haber incluido dentro de mi escala de calificaciones el concepto de Mala (*) u Horrible (X) sin comentar alguna película que caiga en tan tristes categorías. Quiero hacerlo con el filme Batalla en el Cielo (conocido también con su título en inglés "Battle in Heaven") del director Carlos Reygadas porque curiosamente algunos la consideran casi una "obra maestra", debido a que se sale de los cánones de la cinematografía convencional. En realidad, salir del "mainstream" significa desarrollar un concepto útil de cine, como el Dogma 95 del director danés Lars Von Trier, donde para llevar a cabo un método de cine tradicional es necesario filmar en exteriores (evitar las facilidades de los estudios cinematográficos), grabar el sonido al mismo tiempo que la voz (evitando doblajes), usar luz natural (filmar de día y evitar iluminación artificial), etc. En el caso de Reygadas, tanto en Japón (2002) como Batalla en el Cielo (2005) se caracterizan por el abuso en los encuadres (tratando de emular un cuadro viviente), la casi nula existencia de diálogos y sobre todo las escenas sin sentido. Estelarizada por la bella Anapola Mushkadiz y el bastante convencional Marcos Hernández, Batalla en el Cielo semeja una versión muda y disparatada de La Bella y la Bestia, donde Ana (Mushkadiz) es la hija de un acaudalado general cuyo chofer (Hernández) no sólo se dedica conducir el auto del patrón, sino también al secuestro. Ana se suele prostituirse, no por dinero sino por placer. Marcos, ayudado por su esposa, ha raptado un bebé, el cual ha muerto accidentalmente antes de que puedan cobrar el rescate. Ana, muy amiga de Marcos, le pide que se entregue a la justicia. Al final de este galimatías, el protagonista termina acostándose con la chica (como en película porno old man - young woman) y matando al novio de ésta. Y ahí, bendito sea Dios, termina la tortura fílmica.
Por increíble que parezca, el filme ganó una Palma de Oro del Festival del Cine de Cannes. Seguramente el jurado vio otra película o abusaron de la champaña. Por salud mental, evítenla a toda costa.